jueves, 2 de octubre de 2014

LOS TONTOS Y LOS ESTÚPIDOS ( 2014 )


EL SEGUNDO LARGOMETRAJE DE ROBERTO CASTÓN ES UNA HISTORIA MUY ORIGINAL QUE MEZCLA EL DRAMA CON LA COMEDIA

PRODUCCIÓN: ESPAÑA ( 2014 )
DIRECCIÓN: Roberto Castón
INTÉRPRETES: Roberto Álamo, Cuca Escribano, Fidel Betancourt, Aitor Beltrán, Nausicaa Bonnin, Josean Bengoetxea, Lucía Gutiérrez
GÉNERO: Drama
DISTRIBUCIÓN: Splendor Films

SINOPSIS:
 Un grupo de profesionales del cine entra en un plató para, a lo largo de un solo día, leer/ensayar/contar/vivir la historia de “Los tontos y los estúpidos”. Sentados alrededor de una mesa y siguiendo las indicaciones del director, los actores nos presentan el proceso de creación de los personajes y cómo mediante los ensayos, las indicaciones, la iluminación, el sonido o el atrezzo, lo que al principio no era más que una historia plasmada en un guión se convierte en una película, en cine, esa gran ilusión óptica, ese engaño visual que nos permite disfrutar de las historias que vemos en la pantalla. Mario, Paula, Miguel, Lourdes y su madre fingen, representan, aparentan, esconden sus defectos y carencias, engañan y se autoengañan.
 ( FUENTE: FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN 2014 )
 ( FUENTE CARTEL: FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN 2014 )

CRÍTICA:
En el cine español actual cada vez es más complicado sacar adelante un proyecto, salvo excepciones que cuentan con el apoyo de alguna distribuidora multinacional, y los directores tienen que intentar unas propuestas diferentes. Muchas veces este tipo de películas no pueden ir dirigidas al gran público, porque su excesiva originalidad puede no ser entendida y llegue a aburrir. Por lo tanto se busca otro grupo de espectadores, que buscamos ideas nuevas y un desarrollo poco convencional. En ese aspecto es donde más se está incidiendo tanto en las escuelas de cine como a la hora de escribir un guión: " si no hay dinero tiene que buscarse algo diferente, y con mucho talento ".


Estuvo en el festival de San Sebastián 2014, dentro de la sección Nuevos directores.
El director Roberto Castón, que estudió cine en Cataluña, dirige su segunda película. Una manera de contarnos una historia durante los ensayos de una obra de teatro. Es teatro dentro del cine, y podemos ver las historias que nos cuentan en la obra de teatro, las personales de los protagonistas de la obra y su relación con el director, y las que surgen al terminar el trabajo y durante los descansos. Para diferenciar las tres situaciones el director ha decidido emplear unos colores diferentes ( más llamativos cuando estamos viendo la obra e imágenes en blanco y negro cuando hay descansos y entran en juego las situaciones personales ). Ese aspecto es uno de los grandes aspectos, unido a un gran guión con unos diálogos muy incisivos. 






Las dos intérpretes femeninas están por encima de sus compañeros de reparto, y hay alguna gran escena en donde intervienen Cuca Escribano o Nausicaa Bonin. Ambas levan la voz cantante de la función, en donde decepciona bastante la actuación del protagonista Roberto Álamo. El actor madrileño es el director de la obra de teatro, y aunque en todos los carteles aparece como el protagonista de la película sus apariciones son bastante breves y en la parte inicial con voz en off. Entiendo que aparezca como cabeza de cartel al ser el más conocido, pero los verdaderos protagonistas son el reparto de la obra de teatro. En la parte central se hace un poco aburrida, para levantar el vuelo en el último tercio, con algún momento divertido, y con un gran final sobre todo a nivel visual.


Hay que destacar que la película está hablada en vasco y en castellano, según la escena y el lugar de origen de los personajes de la obra de teatro. En algún momento puede recordar a " Otel-lo ", con la que comparte distribuidora ( Splendor Films ), ya que en ambas la historia tiene que ver con la representación de una obra de teatro.
Recomendable sobre todo a los amantes del teatro, pero también a los que busquen una película sencilla y con unos buenos diálogos.


SPOILERS:
Un gran final en donde los personajes abandonan el lugar en donde están representando la obra de teatro, y lo vemos en blanco y negro sin escuchar lo que dicen los personajes, mientras que suena una canción cantada por un músico en directo.


LO MEJOR: La originalidad del proyecto. Cuca Escribano y Nausicaa Bonnin.
LO PEOR: No accesible a todo tipo de público. Parte central un poco monótona.  


CRÍTICAS EN MEDIOS ESPECIALIZADOS:

Jordi Batlle Caminal en Fotogramas  3 / 5

Carlos Marañón en Cinemanía  3 / 5

Javier Ocaña en El País  3 / 5

Nota IMDb:

The Silly Ones and the Stupid Ones (2014) on IMDb

Nota Filmaffinity: 6,3 / 10 

Días de cine:




MOTIVACIONES DEL DIRECTOR:
La aceptación de uno mismo, la soledad, la búsqueda del amor y la (de)construcción de la familia son los cuatro ejes temáticos principales sobre los que giraba ya mi anterior largometraje “Ander” y vuelvo sobre ellos en “Los tontos y los estúpidos”, pero de manera muy diferente.
“Ander” tenía un único protagonista, el resto eran secundarios muy importantes, cada uno con sus historias particulares (subtramas) que incidían notablemente en la trama principal. En “Los tontos y los estúpidos” partimos de cuatro protagonistas, que, si bien no parecen conocerse entre ellos, pronto nos daremos cuenta de que tienen mucho que ver los unos con los otros, incluso más de lo que ellos mismos saben.
El orden de los cuatro temas no está elegido al azar, sino que uno es causa/efecto del siguiente. Empecemos por el primero y aparecerán irremediablemente el resto.
Los cuatro protagonistas tienen que aceptase a sí mismos, o al menos intentarlo, para seguir adelante. Miguel tiene que aceptar su enfermedad, vivir con ella y no contra ella; Lourdes, su complejo de inferioridad; Mario tiene que reconocer que su vida de éxito profesional encubre una vida personal y sentimental desastrosa sin más cariño que el que pueda recibir de sus hijas (frágiles y caprichosas, a semejanza de sus padres); por último, Paula, se niega a aceptar su propia edad y esa negación la obligan a fantasear con jóvenes hermosos, sin permitirse más que eso, fantasías, hasta que la autorepresión se hace insoportable. Todos, por este motivo, están, se encuentran, se sienten terriblemente solos.

Este sentimiento de soledad, a veces insoportable, junto con algunos elementos externos propiciados por los múltiples secundarios y sus subtramas, crean el entorno propicio para que los cuatro personajes intenten buscar el amor o recuperar el perdido. Pero mientras Miguel y Lourdes, los que se autodenominan de manera afectiva “tontos”, lo hacen poniendo el énfasis en las similitudes que hay entre ellos y no en las muchas cosas que los separan, los otros, Paula y Mario, los que se espetan “estúpido/a” a la mínima ocasión,
actúan como tales (estúpidamente) buscando el amor donde inconscientemente saben que no van a encontrarlo. Así, mientras unos forman una familia “diferente” basada en la sinceridad, la confianza y el amor (en una de sus múltiples variantes), los otros perecen en el intento y deben conformarse con su triste destino: seguir como hasta ahora, pero peor, al saber que han perdido una nueva oportunidad de rehacer sus vidas, ya fuese juntos o por separado. 

En la nueva familia formada por Miguel y Lourdes, el azar y el “cambio de sexo” de la madre de esta última son los grandes incidentes inductores. El azar hace que coincidan varias veces tanto en el supermercado (estableciendo una cordial relación dependientecliente) como en el hospital (encuentros no tan cordiales por lo que conlleva de verguenza y tristeza). Es el cambio de la madre moribunda, con metástasis en el cerebro, que decide morir como un hombre, o al menos vestido como tal, lo que le hace ver a Lourdes las cosas de otra manera. Ya no todo es blanco y negro, quizá también haya grises. Eso la decide a confiarse a su nuevo amigo: Miguel. Miguel, por su parte, agradece esa confianza con la suya propia contándole su terrible secreto. La reacción de Lourdes es la que necesitaba y ve en ella y en ese hijo que va a nacer una solución amable y, ahora sí, sincera a esa soledad.
No es casual que el sujeto distorsionador de la familia “estándar” (Mario, Paula e hijas), sea un joven extranjero, lejano y cercano a un tiempo: un joven francés, bello e inteligente. Paula y sus hijas se vuelven locas por él, cada una a su manera. Mario enseguida lo ve como un enemigo capaz de arrebatarle lo poco que tiene: el cariño de sus hijas. Aun así no consigue caerle mal y por segundos (o por minutos, o por horas; ni sabemos este detalle ni importa realmente) se deja embaucar por su simpatía y por su belleza. André es la síntesis y la antítesis de todos ellos. ¿O André no existe y es una fabulación/alucinación colectiva?
Me gustaría resaltar el carácter tragicómico de “Los tontos y los estúpidos”. No hay mayor tragedia que aquella que pueda resultar cómica a los ojos de un extraño, porque de ese modo ni siquiera se puede producir empatía con la/el persona/personaje que sufre.
Pero también hay momentos de pura comedia que alivian al espectador de la sobrecarga de drama. Esas risas o sonrisas que puedan suscitar en el público ciertas secuencias hacen intuir un halo de esperanza en al menos una de las parejas.
No concibo una película sin esperanza. Por mínima que sea, siempre debería haber un resquicio a esa posibilidad. Es una postura política, sin duda. Como el hecho de que no la haya, desde luego, pero a mi modo de ver menos “noble”. Y que la esperanza y la comedia esté del lado de los “tontos”; y la desesperanza y la tragicomedia estén en sintonía con los “estúpidos”, también es una postura política. Pero el cine siempre es político. Incluso, como dice Marcel Hanoun, el cine de “entretenimiento” también es político porque consigue evadirnos, distraernos de los problemas reales que tenemos y a los que volvemos en cuanto se enciende las luces de la sala.
El cine ha de ser, además, un acto de honestidad hacia el espectador. Y esa honestidad se consigue con una coherencia interna entre fondo y forma, entre contenido y continente.
¿Cómo abordar pues estéticamente una (de)construcción de la familia de forma coherente? No se me ocurrió mejor forma que mediante una (de)construcción fílmica.

Dividimos el espacio escénico e cuatro grados entre lo real (1) y lo creado (4), siendo el exterior del plató el grado 1; el primer tercio del plató donde está el material y personal técnico-artístico el grado 2; la mesa de lectura donde los actores leen/ensayan junto con el director el grado 3; y el fondo del plató donde se recrean algunas secuencias sobre potentes fondos negros el grado 4. Después, usamos por contraste los recursos fotográficos y sonoros del cine: cuanto más nos acercamos a la ficción, más real se vuelve la imagen (color, HD, sonido 5.1.); y viceversa, la realidad es fotografiada en B/N y muda.
Cine político, pero honesto, sin ases en la manga. Con la nuevas reglas del juego bien expuestas en los primeros minutos del primer acto. Personas que son actores que son personajes que son personas. Espectador activo y cómplice. El objetivo último es la credibilidad de lo que se está contanto tanto de lo real como de lo ficticio. Sin credibilidad no hay empatía con el espectador, sin empatía no hay emoción, sin emoción no hay cine.

 ( FUENTE: FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN )


TRAILER:



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